La participación de Mundus maris en el encuentro de trabajo de redes de Terra Madre, Turín, Italia, octubre de 2010.
Mundus maris ha participado en el evento de trabajo de redes de Terra Madre en Turín, Italia, que tuvo lugar del 21 al 25 de octubre de 2010. Terra Madre es organizada por el movimiento “Slow Food Movement” que tuvo comienzos en Italia en 1989 por iniciativa de Carlo Petrini. Delegados de 15 países firmaron el manifiesto de fundación. “Slow Food” es una organización sin fines de lucro apoyada por miembros del sector eco-gastronómico que fue fundada en 1989 para contrarrestar los alimentos de preparación rápida y la vida desordenada, la desaparición de las tradiciones alimentarias locales y el interés menguante de la gente en los alimentos que se comen, de donde vienen, cómo saben y cómo nuestras opciones de alimentación afectan el resto del mundo. Para ello, el “Slow Food” reúne placer y responsabilidad, y los hace inseparables. “Slow Food” tiene actualmente arriba de 100.000 miembros en 132 países.
El pescado y los mariscos son parte de la dieta de la gente alrededor del globo. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que los seres humanos consumieron un promedio 16.7 kilogramos de pescado y de productos pesqueros en 2006. Se cree que el 47% de estos provienen de la acuicultura. El 18.5% total de la ingesta de proteína animal en los países con bajos ingresos y déficit de alimentos (PBIDA) es asegurado por el pescado y los productos pesqueros - probablemente una subestimación porque las industrias pesqueras artesanales y las pesquerías de subsistencia están muy mal relevadas en los sistemas estadísticos nacionales y como así también por FAO.
Promover y comer pescado y mariscos producidos de forma sostenible, preferiblemente de fuentes locales o próximas, antes que productos que han viajado medio camino alrededor del mundo, es una inquietud que Mundus maris comparte con el movimiento “Slow Food”. Ello puede tener adicionalmente muchos efectos secundarios positivos. El evitar comer crías de peces es una manera concreta. Promover el consumo humano de pescado en vez de su reducción a harina de pescado y aceite, tal como ha sucedido históricamente con la famosa anchoveta peruana, es otro.
Un buen ejemplo es el bacalao. Durante mucho tiempo, fue reducido sobre todo a bastoncitos de pescado. En el pasado, los pescadores levantaban especimenes del Mar del Norte y en el Báltico que pesaban unos impresionantes 100 kilogramos. Hoy, los animales son mucho más pequeños. Terminan en los estantes refrigerados antes de tener incluso la ocasión de reproducirse. La generación joven no está llegando a sobrevivir. Se necesitarían 150.000 toneladas de bacalao adulto nadando en el Mar del Norte para mantener las existencias. Actualmente, hay menos de 70.000 toneladas. El bacalao come espadines, arenques y cangrejos. Una vez que estos desaparezcan ello hará bascular el ecosistema. Las medusas se están multiplicando, también las bacterias. La vida en los océanos está cambiando - y los pescadores amplían su radio de acción en las zonas de pesca distantes.
En el Senegal, el Epinephelus aeneus (Thiof), la Cherna de ley, era un plato nacional. Ahora ha desaparecido largamente de la dieta, como también algunos otros peces demersales valiosos. Incluso los pulpos que se habían beneficiado de la merma - ellos son comidos por los peces - están llegando a ser raros. Los barcos rastreadores son insaciables.
En el Mar del Norte, levantan las platijas del agua, de las cuales por encima del 90% son más pequeñas que el tamaño mínimo requerido por la UE. Son capturadas demasiado jóvenes – estimándose hasta en un 80 % de todo el pescado que termina en las tiendas alemanas. Para todo el mundo, hasta el 70% por ciento de todas las especies explotadas están amenazadas.
En la costa del Pacífico de Sudamérica, la corriente fría de Humboldt – era una vez especialmente rica en peces: meros, jureles, merluzas y el bonito nadaban alrededor en gran abundancia. Las aves guaneras se multiplicaron en forma consiguiente y permitieron una lucrativa industria de salitre y de fertilizantes. Todo gracias a los cardúmenes ricos en anchovetas.
Es hoy diferente. El mar no está, sin embargo, todavía vacío. Las anchoas, o las anchovetas como se las la conoce localmente, todavía están alrededor, aunque ahora en cardúmenes más pequeños. ¿Pero, porqué comer anchoas mientras hay merluzas en abundancia? Dentro de Perú, eran impopulares de forma semejante a las medusas en Alemania, por ejemplo. No tenían su lugar en el menú, por lo menos no en las décadas recientes. No obstante, fueron pescadas de forma excesiva- para que la anchoveta fuera procesada en harina de pescado. En ninguna otra parte del mundo se manufactura tanto este producto de proteína como en Perú.
El negocio sigue siendo bueno. Los salmones y otros peces predadores son alimentados de este modo en granjas acuáticas globales. La regla del pulgar: se necesitan hasta 5 kilos de pescado para alimentos para producir un kilo de pescado de cría. De esta forma, la cría en granjas de organismos que requieren proteína animal, paradójicamente, agrava el problema de la sobre pesca. Las políticas imponen pocos o ningún límite ante los hiperactivos pescadores modernos.
En la costa del Pacífico, los pequeños pescadores están enojados. Hasta ahora, han tenido que tolerar el ocasional fenómeno del Niño (el niño de Cristo). “El Niño” - nombre viene de los pescadores peruanos - ocurre como fenómeno natural, a menudo alrededor del tiempo de Navidad. Como el fenómeno debilita la corriente de Humboldt, casi todos los peces permanecen alejados. Pero ahora también está la sobre pesca. Los expertos peruanos en pesquerías no están satisfechos tampoco.
Es por ello que, en cooperación con científicos de Europa, también desarrollaron una regla para pescado - Chikipez - “los pequeños pescados,” adaptada a las condiciones específicas de diversas regiones de Perú. Se utiliza por ejemplo para el Pejerrey (un tipo de eperlano), la Lisa (liza común), el Cabrilla (cagalo de mar peruano) o el Bonito (una especie pequeña del atún).
En el 2000, solo se vendieron 30,000 cajas con 20 latas de anchoveta-, en el 2008 fueron ya alrededor de 1.6 millones de cajas. Hoy en día, los peruanos comen la anchoveta cruda como ceviche. Para hacer el ceviche, el pescado crudo es curado con jugo de lima. Este es servido con cebollas, ají molido, batatas y otros acompañamientos. Por primera vez desde las primeras culturas precolombinas, la anchoveta ha vuelto a entrar y a enriquecer los menús peruanos. Los peruanos comen también la anchoveta como una especie de arenque en escabeche. La imaginación no conoce límites.
Tres socios de Mundus maris de África van a participar en el evento de Terra Madre en Turín. Su participación ha sido amablemente patrocinada por CTA – el Centro Técnico para la Agricultura y la Cooperación Rural ACP-UE. Lea más para conocerlos y conocer su historia.